Monarquía y República: Un Debate entre Tradición y Democracia
Monarquía o república: una reflexión sobre cuál es el mejor camino para la democracia del siglo XXI.
El debate entre monarquía y república sigue siendo un tema recurrente en la política de muchas naciones modernas, y España no es una excepción. Ambas formas de gobierno presentan modelos distintos de organización estatal y representación simbólica, lo que genera opiniones divididas tanto en el ámbito académico como entre la ciudadanía. Mientras algunos ven en la monarquía un símbolo de estabilidad y continuidad, otros consideran que la república representa mejor los valores democráticos y de igualdad.
El papel de la monarquía constitucional
El verano pasado tuve el placer de conocer al profesor Will Ogilvie, quien posee varios artículos y conferencias universitarias en los que expone por qué la monarquía constitucional es una bendición para la democracia, al ser símbolo de estabilidad y aportar una mayor división de poderes en el Estado, a pesar de no tener funciones ejecutivas ni legislativas. En su artículo La magia de la monarquía constitucional (2023), Ogilvie argumenta que las monarquías constitucionales, como las de España o el Reino Unido, ofrecen una combinación única de tradición y democracia. Según Ogilvie, uno de los puntos fuertes de estas monarquías es su capacidad para actuar como un símbolo de unidad y estabilidad en momentos de crisis, donde el monarca desempeña un papel no partidista que puede ser valioso para mantener el equilibrio institucional.
Ogilvie subraya que, en una monarquía constitucional, el monarca tiene un poder limitado y simbólico, mientras el gobierno es ejercido por representantes elegidos democráticamente. En su opinión, esto permite que los países con monarquía mantengan una estructura de autoridad estable y una continuidad histórica que es beneficiosa para el desarrollo político y económico. Además, en su conferencia The Role of Monarchy in the Twenty-First Century (2022), Ogilvie resalta que la función del monarca en estos sistemas no es gobernar, sino representar a la nación en su conjunto, estando por encima de las divisiones políticas.
En la visión de Ogilvie, la monarquía constitucional no solo no es incompatible con la democracia, sino que puede fortalecerla al proporcionar un marco simbólico que mantiene el respeto por las instituciones, estabilidad a largo plazo y una figura apartidista que vela por el bien común, mientras que el poder real reside en los representantes elegidos.
La visión republicana
Frente a este modelo de monarquía constitucional, los defensores de la república argumentan que este sistema representa una forma más auténtica de democracia. Una de las críticas principales a la monarquía es que el jefe de Estado no es elegido por los ciudadanos, sino que accede al cargo por herencia, lo que contradice los principios de igualdad y meritocracia en los que se basan muchas democracias modernas.
Autores como Thomas Paine, en su obra clásica Los derechos del hombre (1791), han argumentado desde hace siglos que los sistemas monárquicos perpetúan privilegios injustos y hereditarios que no tienen cabida en una sociedad democrática. Según esta visión, un jefe de Estado elegido mediante el voto popular es más legítimo, ya que representa directamente la voluntad de los ciudadanos, a diferencia de un monarca cuya autoridad se basa en la tradición y la dinastía.
En el contexto español, el debate sobre la república tiene profundas raíces históricas. Durante la Segunda República Española (1931-1939), figuras como Manuel Azaña defendieron la república como un modelo que reflejaba mejor los valores de libertad y justicia social. En su obra La República y la Monarquía en España, Azaña planteó que la república, al eliminar la figura del monarca, permitía un desarrollo más pleno de las libertades individuales y colectivas.
A nivel comparativo, los sistemas republicanos que han sustituido a las monarquías, como en Francia o Italia, suelen destacar por la mayor rotación de poder en la jefatura del Estado, lo que asegura que esta posición se mantenga al servicio de los intereses de la mayoría del pueblo y no de una familia real o dinastía.
Monarquía vs. República: Una Comparativa Objetiva
Desde un punto de vista práctico, ambos sistemas presentan ventajas y desventajas que merecen ser analizadas en detalle. Las monarquías constitucionales, como las de España, el Reino Unido o los países escandinavos, han demostrado ser capaces de combinar tradición y democracia de manera estable. Según un estudio de Robert Hazell en The Role of Monarchy in Modern Democracies, la monarquía puede actuar como un factor de estabilidad en tiempos de crisis política, sirviendo de "pegamento" simbólico para la nación, sin interferir en la política diaria.
A este estudio cabe sumarle los datos del Banco Mundial de 2023, que reflejan una mayor calidad y estabilidad institucional en los países con monarquía constitucional, ya que tienden a una mayor estabilidad política en términos de transición de gobiernos, con menor riesgo de crisis institucionales.
Por otro lado, las repúblicas permiten una mayor rotación en la jefatura del Estado, lo que puede favorecer una mayor identificación del ciudadano con su gobierno. Además, la elección directa del jefe de Estado otorga una mayor legitimidad democrática, como argumenta Andrew Heywood en su obra Political Theory, ya que el pueblo puede decidir quién los representa a nivel simbólico e institucional.
En términos de coste, uno de los argumentos a favor de la república es que eliminaría los gastos asociados al mantenimiento de la familia real. Sin embargo, los defensores de la monarquía replican que las funciones ceremoniales de los monarcas aportan un valor intangible a las naciones y, en algunos casos, incluso generan ingresos turísticos. En el caso de España, la monarquía tiene un presupuesto anual asignado de 8 millones de euros, mientras que en repúblicas, los gastos de los jefes de Estado son mucho mayores, como en Francia (103 millones de euros) .
Reflexión final
El debate entre monarquía y república sigue siendo complejo y depende en gran medida de las particularidades históricas y políticas de cada país. ¿Es mejor un sistema que combine tradición y democracia como la monarquía constitucional, o debería prevalecer la elección directa y rotación de poder de una república?
En mi opinión, me decanto por las monarquías constitucionales porque representan a la sociedad y no solo al Estado. Estas proporcionan una mayor estabilidad institucional, con un poder neutral que no pertenece a ninguna agenda ni partido político, velando por la libertad y el bienestar de sus ciudadanos. Al contrario que en una república, donde el presidente puede favorecer intereses partidistas, el monarca no tiene ambiciones políticas.
Eso sí, es necesario exigirle al rey ser un faro de moralidad y dignidad para su pueblo, ya que estas cualidades son indispensables para una mejor sociedad.
¡Viva el Rey!
Referencias:
Ogilvie, W. (2023). La magia de la monarquía constitucional. Ideas La Gaceta. Recuperado de https://ideas.gaceta.es/la-magia-de-la-monarquia-constitucional/.
Ogilvie, W. (2022). The Role of Monarchy in the Twenty-First Century [Video]. YouTube. Recuperado de
Paine, T. (1791). Los derechos del hombre. Londres: J.S. Jordan.
Azaña, M. (1936). La República y la Monarquía en España. Madrid: Editorial Reus.
Hazell, R. (2020). The Role of Monarchy in Modern Democracies. Londres: University College London.
Heywood, A. (2021). Political Theory (4ª ed.). Londres: Palgrave Macmillan.
Banco Mundial. (2023). World Governance Indicators. Recuperado de https://www.worldbank.org/.